Sunday, November 09, 2008

A veces pienso que el éxito es simplemente una lucha constante por retrasar la inevitable decadencia corporal a la que estamos condenados en la vida.
Nunca se es lo suficientemente bueno, nunca se hacen las cosas lo suficientemente bien, nunca se puede uno despistar. Y con todo eso encima se debe ser feliz.

A pesar de todo eso he decidido una cosa. Quiero ser rico. Tener dinero como para sustentar mis próximas 20 generaciones o más. Quiero la independencia económica. Que cuando me despierte por la mañana tenga la libertad de trabajar o no según me apetezca.

Digo esto porque la gente que conozco, en general, está desequilibrada. Todos tenemos parcelas muy trabajadas y otras muy deficientes. Del plano material, del intelectual y del emocional, solemos atender 2 como mucho.

En mi caso está clarísimo que me falla el material. ¡Claro, tanta paja mental!

De un tiempo a esta parte estoy leyendo y estudiando libros de crecimiento personal en los negocios y en técnicas de ventas. Y está claro que para crecer hay que atenderlo todo. Porque tu capacidad para los negocios es directamente proporcional al crecimiento personal en todas las parcelas. Saber vender es un equilibrio de todo esto. Necesitas inteligencia para saber hablar del producto que vendes, necesitas empatía para saber escuchar al otro y detectar necesidades y debes saber cobrar para ganar el dinero que recompense el trabajo realizado.

Y todo esto a su vez está unido a muchas de las cosas que aprendí en la escuela de interpretación de Cristina Rota. Deseos, conflicto, ver al otro, punto de vista,...Al final todo de una manera o de otra está interrelacionado, ya que si sé interpretar, sé vender y viceversa. Y por supuesto también sabré bailar.

Ciertamente si no estás negociando es que te están negociando. Mucha mierda.

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